viernes, marzo 27, 2009

¿Cuál es tu canción favorita?

No es una pregunta sencilla, particularmente cuando partimos de las distintas etapas que nos toca vivir a lo largo de nuestra existencia. No es una pregunta caprichosa sino una forma de interrogarnos desde el fondo de nuestra intimidad compartida. La interrogante también sirve para dar con los rasgos más característicos de nuestra personalidad.
Lo más prudente en estos casos es dejarle esa tarea un tanto embarazosa a nuestros amigos, familiares, seres más cercanos, aquellos con quienes hemos compartido conversaciones, tertulias, despechos, anhelos y proyectos.
Durante la niñez nos despertaron los ecos de muchas canciones populares, pero luego al crecer cambiaron nuestros gustos y expectativas. Quizás fue en la universidad cuando tomamos mayor conciencia de lo que significaba cada canción. En mi caso muchas de las melodías que me cruzan por la cabeza van desde temas de películas hasta baladas y obras clásicas. Una lista incluiría obligatoriamente: La sombra de tu sonrisa, Los Paraguas de Cherburgo (de Michel Legrand) y Verde campiña, una canción hermosa que en mis años mozos conocí en la voz de José Guardiola y luego volví a escucharla en la voz de Cesaria Evora bajo el nombre de Jardín Florecido.
En mi memoria tengo registrado un cancionero desde el cual voy reconociendo y renovando los afectos de mis amigos y amigas, a quienes evoco con sólo tararear los primeros compases. En ese cancionero ubico a personas de diferentes etapas. A José Ángel Ortega, querido amigo de Guarenas lo recuerdo con el tango Cafetín de Buenos Aires. Los primeros acordes de Penny Lane me remiten automáticamente a mi sobrina Arysabel Yaya. No puedo escuchar Funeral para un amigo, de Elton John sin pensar en Bernardo Yaya, otro sobrino, quien se entrega sin medida al embrujo de cada canción de su preferencia. Al amigo José Aloise Abreu lo asocio (no se por qué razón) con el tango La última curda, de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo en música y letra respectivamente.
En el caso de mi esposa Jacqueline Durán es un hecho manifiesto y superevidente su pasión por la pieza Hotel California del grupo The Eagles. Ella ha mostrado preferencia por muchas piezas, pero esa fue la canción que la marcó cuando apenas era una quinceañera.
Un capítulo especial en este cancionero lo ocupa el repertorio del cantautor Joan Manuel Serrat, cuyas obras han producido una especie de conexión mágica y automática con algunos de mis más entrañables amigos. Bastaría nombrar varias de sus canciones más emblemáticas para comenzar a pensar en muchos amigos y amigas. En un listado especial figuran: Como un gorrión, canción que me trae a la memoria a dos grandes amigos: los periodistas Cándido Pérez Araujo y Almaluz Díaz. La nana de la cebolla y Mi niñez son las favoritas de mi mujer. A mi sobrina (nuevamente, Arysabel) le conmueve una pieza: Canción infantil. A mi siempre recordado Pedro Chávez le gustaba enormemente Lucía. La preferida del poeta Manuel Cabesa es En cualquier lugar. A él particularmente lo reconozco y me reconozco en la pieza “Decir amigo”. Romance de Curro me remueve la melancolía y el recuerdo imperecedero de mi hermana Aura Silva. Un caso especial lo representa mi querida y nunca bien enaltecida Cristina Luengo, quien no es fácil ubicarla porque todo Serrat es una invitación a evocarla.
De los personajes relevantes de la política nacional que han confesado su predilección por una canción en particular figuran la ex ministra Haydeé Castillo con la pieza Honey (Cariño te extraño), Pompeyo Márquez con Hey Jude de los Fabulosos 4, y el mismísimo Presidente Chávez con la pieza ¿Que tal te va sin mí? (de Manuel Alejandro) en la voz de Raphael, entre otros.
Esa radiografía que de nosotros ofrecen las canciones, la interpreto como una especie de código cifrado, cuyas vibraciones se expanden para tocar zonas a las cuales sólo podemos llegar en sueños. Su contenido parece que guarda una clave que sólo puede descifrar y entender la potencia de la amistad o la intensidad de un amor.
¿No le ha pasado más de una vez que cuando está escuchando una canción que lo conecta afectivamente con un amigo, una amiga o un ser querido, de repente aparece esa persona como si sus vibraciones viajaran para avisarle nuestro deseo de verla? Palabra cierta. Esa persona que nos visita en ese momento ya había anunciado su llegada a través de la añoranza o la nostalgia que se desprende de esas canciones. ¡Abur y hasta la próxima! casconcert.blogspot.com cartonsil@hotmail.com, casconcert@gmail.com
Joan Manuel Serrat

No hay comentarios: