El título de esta columna no sólo alude al último disco editado por este excepcional flautista venezolano sino a toda una trayectoria impecable que incluye además de los discos editados con la agrupación Ensamble Gurrufío, una bien nutrida discografía en solitario que ya suma por lo menos 7 proyectos dignos de los más exigentes coleccionistas.
Hablar de Luis Julio Toro es hacer referencia a la excelencia interpretativa. Su toque inconfundible nos remite a una nueva dimensión de la música a partir de arreglos inteligentes y el abordaje de un repertorio que se sitúa en esa patria sonora que no conoce fronteras ni prejuicios culturales.
A Luis Julio lo venimos siguiendo desde sus actuaciones con el grupo Ensamble Gurrufío donde se dio a conocer y conformó, gracias a su técnica depurada, una legión de admiradores y admiradoras que le pierden pisada. Y no es para menos. A Luis Julio lo hemos escuchado interpretando a los más variados autores y estilos que van desde un Haendel hasta un Eduardo Serrano, pasando por los valses de Antonio Lauro y toda la gama del repertorio hispanoamericano.
Personalmente lo conocí en 2006 en la Colonia Tovar durante un concierto ofrecido en la programación del Festival Internacional de Música de Cámara. En compañía del maestro Abraham Abreu al piano, Toro nos deleitó con un repertorio conformado en gran parte por las piezas incluidas en su disco Bach, llevado para ese evento para su respectiva promoción. En una segunda oportunidad lo escuché en otra edición del festival (2007) cuando se presentó con la música de Francisco de Miranda para complementar e ilustrar musicalmente el homenaje que se estaba rindiendo al precursor de la independencia hispanoamericana.
Con Gurrufío también me ha tocado verlo y oírlo igualmente en la inmensidad de la Colonia Tovar interpretando las piezas más emblemáticas del grupo incluidas en los discos Gurrufío en Vivo, El Trabadedos y El cruzao.
Sería muy difícil decidirse por un disco en particular, porque cada uno tiene su encanto particular. Dos reliquias que no deben quedar fuera son: Gurrufío con Serenata, y El reto, que recrea la leyenda de leyenda de Florentino y el Diablo según versión de Paul Desenne. Esta producción cuenta con la interpretación conjunta de Gurrufío y la Camerata Criolla, además de las actuaciones estelares de Francisco Pacheco (en el papel del Diablo), Argenis Sánchez (Florentino) y William Alvarado (narrador). Todos bajo la dirección Manuel Hernández Silva.
Esos discos me han servido no sólo para el deleite personal sino para compartir con amigas, amigos y familiares, quienes en más de una oportunidad me han acompañado a los conciertos. En esa legión de inefables amigas y amigos se anotan: mi compañera Jacqueline Durán, Fanny Rosse García, Almaluz Díaz, Amanda Cristina Huerta, Gabriela Morán, Alfonso Solano, Vilma Serrano, Ankeith Btacamonte, el profesor Juan Bautista Marcano, Yoyce Carolina, y otros tantos que no han dudado en desfilar para pedir un autógrafo y comprar los discos editados por Toros y disponibles en el mercado.
Su discografía en solitario registra títulos imprescindibles como: Vientos Alisios; Cantos y tonadas; Miranda, su flauta y la música (en el cual utiliza la flauta traversa), Bach, Toro Solo, Gran Danzón con la Orquesta de Córdoba con obras de Paquito D´Rivera, Juan de Dios García Aguilar y Silvestre Revueltas; y El arte de Luis Julio Toro (2007), que hoy nos ocupa.
El más reciente de Luis Julio es un disco antológico que abarca más de 20 años de su producción discográfica y cuenta con la asesoría de Bettsimar Díaz en la selección de los temas. El disco incluye obras de Simón Díaz, Astor Piazzolla. Antonio Lauro, Jacob do Bandolim, Alonso Toro, Johann Joachin Quantz ,Eduardo Serrano, Ricardo Sandoval, J.S.Bach y Consuelo Velásquez (Bésame mucho) una verdadera sorpresa.
Como toda antología es injusta pero apropiada para quienes se acercan por vez primera a un gran flautista, o para quienes queremos experimentar nuevamente el placer de revisar una digna y enriquecedora trayectoria artística. ¡Abur, y hasta la próxima! casconcert.blogspot.com cartonsil@hotmail.com, casconcert@gmail.com
Hablar de Luis Julio Toro es hacer referencia a la excelencia interpretativa. Su toque inconfundible nos remite a una nueva dimensión de la música a partir de arreglos inteligentes y el abordaje de un repertorio que se sitúa en esa patria sonora que no conoce fronteras ni prejuicios culturales.
A Luis Julio lo venimos siguiendo desde sus actuaciones con el grupo Ensamble Gurrufío donde se dio a conocer y conformó, gracias a su técnica depurada, una legión de admiradores y admiradoras que le pierden pisada. Y no es para menos. A Luis Julio lo hemos escuchado interpretando a los más variados autores y estilos que van desde un Haendel hasta un Eduardo Serrano, pasando por los valses de Antonio Lauro y toda la gama del repertorio hispanoamericano.
Personalmente lo conocí en 2006 en la Colonia Tovar durante un concierto ofrecido en la programación del Festival Internacional de Música de Cámara. En compañía del maestro Abraham Abreu al piano, Toro nos deleitó con un repertorio conformado en gran parte por las piezas incluidas en su disco Bach, llevado para ese evento para su respectiva promoción. En una segunda oportunidad lo escuché en otra edición del festival (2007) cuando se presentó con la música de Francisco de Miranda para complementar e ilustrar musicalmente el homenaje que se estaba rindiendo al precursor de la independencia hispanoamericana.
Con Gurrufío también me ha tocado verlo y oírlo igualmente en la inmensidad de la Colonia Tovar interpretando las piezas más emblemáticas del grupo incluidas en los discos Gurrufío en Vivo, El Trabadedos y El cruzao.
Sería muy difícil decidirse por un disco en particular, porque cada uno tiene su encanto particular. Dos reliquias que no deben quedar fuera son: Gurrufío con Serenata, y El reto, que recrea la leyenda de leyenda de Florentino y el Diablo según versión de Paul Desenne. Esta producción cuenta con la interpretación conjunta de Gurrufío y la Camerata Criolla, además de las actuaciones estelares de Francisco Pacheco (en el papel del Diablo), Argenis Sánchez (Florentino) y William Alvarado (narrador). Todos bajo la dirección Manuel Hernández Silva.
Esos discos me han servido no sólo para el deleite personal sino para compartir con amigas, amigos y familiares, quienes en más de una oportunidad me han acompañado a los conciertos. En esa legión de inefables amigas y amigos se anotan: mi compañera Jacqueline Durán, Fanny Rosse García, Almaluz Díaz, Amanda Cristina Huerta, Gabriela Morán, Alfonso Solano, Vilma Serrano, Ankeith Btacamonte, el profesor Juan Bautista Marcano, Yoyce Carolina, y otros tantos que no han dudado en desfilar para pedir un autógrafo y comprar los discos editados por Toros y disponibles en el mercado.
Su discografía en solitario registra títulos imprescindibles como: Vientos Alisios; Cantos y tonadas; Miranda, su flauta y la música (en el cual utiliza la flauta traversa), Bach, Toro Solo, Gran Danzón con la Orquesta de Córdoba con obras de Paquito D´Rivera, Juan de Dios García Aguilar y Silvestre Revueltas; y El arte de Luis Julio Toro (2007), que hoy nos ocupa.
El más reciente de Luis Julio es un disco antológico que abarca más de 20 años de su producción discográfica y cuenta con la asesoría de Bettsimar Díaz en la selección de los temas. El disco incluye obras de Simón Díaz, Astor Piazzolla. Antonio Lauro, Jacob do Bandolim, Alonso Toro, Johann Joachin Quantz ,Eduardo Serrano, Ricardo Sandoval, J.S.Bach y Consuelo Velásquez (Bésame mucho) una verdadera sorpresa.
Como toda antología es injusta pero apropiada para quienes se acercan por vez primera a un gran flautista, o para quienes queremos experimentar nuevamente el placer de revisar una digna y enriquecedora trayectoria artística. ¡Abur, y hasta la próxima! casconcert.blogspot.com cartonsil@hotmail.com, casconcert@gmail.com
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