sábado, mayo 05, 2007

Nostalgia y Valor de los 80 (5)- La fascinante aventura futurista


“Es un martirio vivir con miedo ¿verdad”
Así es la esclavitud”
Mónologo de Roy, replicante de Blade Runner

Hace años en las principales salas de cine del país se exhibió una película referida a un mundo inhóspito donde se han agotado las principales fuentes de subsistencia. En una atmósfera sórdida, hombres y mujeres condenados a vivir en condiciones deplorables, añoran la época cuando la Tierra tenía bosques, mares, y ríos, como parte de un paisaje ideal sólo recuperable a través de videos y fotos. La cinta tenía por título Cuando el destino nos alcance, y auque fue realizada en los 60, su tema sirvió como referencia para el imaginario futurista que manejaría el cine en décadas posteriores. Particularmente en los 80, el futuro no fue sólo una inquietud constante del arte cinematográfico, sino una manera de ubicar al ser humano en el contexto de un porvenir que se presentaba tenebroso e inseguro.
Películas como Terminator, o Alien y Blade Runner de Ridley Scott, y Volver al Futuro, de Robert Zameki reflejaban no solo una estética de la post modernidad sino la angustia existencial que gira en torno a la fragilidad humana. Todavía recordamos no sin cierto estremecimiento la reacción de Terminator al tratar de darle un sentido a su vida al presentir su final inexorable.
En Volver al futuro hay una recreación del eterno tema de la máquina del tiempo, cuyo itinerario se cumple sin trastocar el sentido esencial de la historia. Todo tiene que ser resuelto de la manera más meticulosa para que el pasado no sea cambiado en su carácter fundamental. Los protagonistas pueden intercalar elementos pequeños que repercutirán satisfactoriamente en su historia personal.
Hay en estas películas el común denominador de viajar en el tiempo. Esa necesidad de viajar al pasado o volver al futuro, es la forma de evidenciar los deseos de inmortalidad del hombre.
Bajo esa ilusión de imaginarnos el porvenir nos convertimos en adictos de este cine de ciencia ficción que sirvió para exteriorizar y exorcizar algunos de nuestros temores. Resultaba poco posmoderno diseñar un presente sin imaginar como podría ser nuestro futuro. Y así, en ritmo prospectivo transitamos la década de los 80 para asimilar nuevas realidades imaginarias y conformar poco a poco un vocabulario que hablaba de computadores, procesadores, ordenadores, microchips, replicantes, robots, seres alienígenos o venidos de otros mundos como fue el caso de E.T (Extra-Terrestre), entre otros.
De todas las películas de esta década figura en primer lugar Blade Runner en la cual se formula un interesante planteamiento de carácter ontológico del hombre, que rodeado de androides y microchips, se siente prisionero del poder demoledor del tiempo. En su sed de inmortalidad el hombre se aferra al poder de la belleza, cuya fragilidad también cede ante el inminente peso del olvido. Tampoco los androides están exentos de las angustias y temores de los humanos.
Basada en la novela “¿Soñarán los androides con ovejas eléctricas?, Blade Runner de Ridley Scott nos presenta una megalópolis (Los Ángeles) del siglo XXI amenazada por la existencia de replicantes (humanoides) que abrigan la ambición de ser humanos. Por este delito se les persigue hasta la muerte. La tarea de exterminio de los replicantes está confiada al súper policía Rick Deckard encarnado por el actor Harrison Ford. El enfrentamiento decisivo entre Deckard y Roy, líder de la generación Nexos 6 nos depara un monólogo de incuestionable calidad. En su agónico fin el jefe de los replicantes expresa estas conmovedoras palabras: “He visto cosas que los humanos ni se imaginan. Naves de ataque incendiándose cerca de la constelación de Orión. He visto rayos de mar centellando cerca de las puertas de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es tiempo de morir”.
En la fascinante aventura futurista de los 80, sólo tres certezas logra alcanzar el hombre: la muerte, la soledad y el olvido. El futuro siempre será un enigma. Tenían razón Los Beatles: “El mañana nunca se conoce” (Tomorrow never know). Esta historia continuará. casconcert.blogspot.com cartonsil@hotmail.com, casconcert@gmail.com

5 comentarios:

CAS CONCERT dijo...

En la película Blade Runner, un personaje nos seduce, a pesar de su corta aaprición. Se trata de la replicante interpretada por Daril Hannah

CAS CONCERT dijo...

...Y el futuro now alcalzó en los 80

CAS CONCERT dijo...

y entonces...

CAS CONCERT dijo...

Una metáfora del futuro desconcertante

Aloise dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.