domingo, abril 01, 2007

Nostalgia y valor de los 80 (1)




Cuando lanzamos la mirada hacia el pasado y comenzamos a evaluar las décadas dejadas atrás, pensamos que la del 60 no sólo fue la mejor sino la que mantiene mayor vigencia. Esta apreciación es relativa y sujeta al sentimentalismo de quienes tuvimos la dicha de vivirla en toda su intensidad. Su grandeza está en un momento único e irrepetible. Los 60 era la década hambrienta de historia.
Si logramos despojar a los 60 de toda su magnificencia y la comparamos con otras décadas veremos que ella se ubica como el abreboca de los cambios que se concretarían luego, particularmente en los 80, década que estimo mucho mas revolucionaria en el campo de los adelantos tecnológicos de los cuales hoy nos servimos como si siempre hubieran estado allí entre nosotros.
Musicalmente hablando fue la década del merengue, como los sesenta lo fueron del rock, los 70 de la salsa, los 50 del jazz y los 40 de las grandes orquestas bailables. A consecuencia del letargo en el cual había caído el rock con las múltiples experimentaciones, y la complicación de la salsa al avanzar por derroteros pocos comerciales, el merengue a acudió a la demanda del público bailador. A pesar de la reticencia que al principio mostraron algunas barriadas de Venezuela hacia el merengue, finalmente terminó por imponer su ritmo contagioso y fácil para bailar. A partir de algunas oleadas tuvimos la oportunidad de escuchar y bailar con Wilfredo Vargas, Fernardito Villalona, Bony Cepeda y el incomparable Juan Luis Guerra y su 4 40.
Sin embargo, a pesar de esta invasión dominicana, nuestro país a raíz del Viernes Negro fue escenario de una gran ebullición creativa impulsada entre otros por Yordano, Ilan Chester, Franco de Vita, Elisa Rego, Colina, Delia, Melissa, Henry Martínez, Luzmarina, Sergio Pérez, Evio Di marzo y su Adrenalina Caribe.
Al asumir la modernidad y el hecho urbano, estos artistas abordaron una realidad con lo mejor de su inspiración. Sin excluir lo poético, ellos supieron hablar de las necesidades expresivas de una generación.
En la plástica tenemos los aportes de un Carlos Zerpa, el estallido de los maracuchos Ender Cepeda, Carmelo Niño, Henry Bermúdez, Ángel Peña y Emerjo Darío Lunar como sumo pontífice que oficiaba su credo artístico desde la Cabinas.
Igualmente, la literatura experimentó aires de renovación con los logros de poetas como Igor Barreto, Miguel Márquez, Armando Rojas Guardia, Yolanda Pantin, Harry Almela, Manuel Cabesa, Alberto Hernández.
Pero el gran aporte de los 80 en el desarrollo que alcanzó la informática y la comunicación en general. Las computadoras, los controles remotos y el teléfono celular comenzaron a formar parte de nuestra cotidianidad.
A pesar de este logro de la moderna tecnología, el grueso de la población no tenía accesos a los grandes inventos. Sólo un reducido sector de la población contaba con celulares. Son muchas las citas que se quebraron o quedaron a mitad de camino a falta de un oportuno celular. Esta carencia nos permitió a muchos desarrollar la intuición y la imaginación. Son muchos los escritos que se perdieron o se borraron por carencia de una de una computadora propia. En la memoria dudosa de los algunos periódicos y otros organismos privados y públicos quedaron algunas cuartillas que hoy podrían mostrar algún valor.
Afortunadamente queda la música de aquella época a la cual suelo acudir cuando me amenaza el olvido. De esa entonces recuerdo un viejo cassette de Evio Di Marzo y Adrenalina Caribe que me regaló mi amigo Réluglo Tortolero a propósito de un viaje a Mérida. Habíamos acudido a la Ciudad de los Caballeros a un Festival de la Paz bajo la expectativa de ver y hablar con Yoko Ono. Al final, la viuda de Lennon no apareció ni en dibujos animados. Al reiterarles que esta historia continuará les informó que el pasado domingo abrí mi blog. La dirección es:
casconcert.blogspot.com. Otras direcciones son: cartonsil@hotmail.com , casconcert@gmail.com